JUAN, DE 9 AÑOS, llevaba una vida normal en el colegio, como la de cualquier niño de su edad, pero un día todo cambió cuando varios compañeros lo condenaron a un ritual vergonzoso: todos los días metían su maleta en el inodoro del baño sin que nadie hiciera algo para impedirlo. Su desmotivación llego a tal punto, que sufría sólo de pensar en ir a clase. Sara, de 12 años, experimentaba sentimientos similares pero eran otras las causas. Su correo electrónico empezó a llenarse de mensajes anónimos que eran replicados a todas sus compañeras, en los que se burlaban e invitaban a no meterse con ella por "sapa".
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